El primer artículo de la revista Algarabía cuyo número especial se enfocaba de lleno a la cultura francesa, proponía una tesis que de inmediato me saltó al ojo: ¡LAS LENGUAS ROMANCES NO SON HIJAS DEL LATÍN! A través de métodos contrastivos, el francés Yves Cortez propone en su libro Le français ne vient pas du latin (2007) que la lengua francesa, al igual que el resto de las lenguas romances tales como: el español, el catalán, el gallego, el portugués, el rumano, el occitano, el provenzal y el italiano; podrían no ser evoluciones del latín, sino de una protoforma de la última de éstas, que según el autor se remonta a un origen aun más antiguo que la lengua del conocimiento.
Aunque la historia comúnmente aceptada entre distintas disciplinas nos explica clara y lógicamente como la lengua del vulgo hablada en la región del Lazio, se difundió y mutó conforme el Imperio Romano fue conquistando grandes porciones territoriales en Europa y el norte de África, esta nueva hipótesis plantea que además de la conocida relación entre el latín y el griego, el romano o "el italiano antiguo" también figuraba en la escena como otro vehículo de comunicación que con el paso del tiempo y la expansión geográfica acabo por darle vida a la docena de lenguas "romances" que hoy todavía existen.
El autor no esconde ni niega la semejanza entre el léxico y la sintaxis de las lenguas romances que sin lugar a duda tienen una gran número de elementos lingüísticos compartidos entre ellas, pero sí hace hincapié en varios en varios puntos importantes que fortalecen su argumento.
- Si las lenguas romances fueran verdaderamente evoluciones del latín seguirían teniendo flexión nominal (declinaciones).
- Existirían el género neutro tal como en latín.
- El vocabulario base o fundamental para la acción que se llevaba a acabo no proviene del latín sino del proto-italiano (e.g. lat. bellum it. guerra esp. guerra fr. guerre)
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