Introducción
No es extraño que cuando nos referimos a un país lo
primero que se nos venga a la mente sean los rasgos culturales más arraigados y
conocidos, la composición étnica y por ende también el idioma hablado por la
mayor parte de la población, ignorando en muchas ocasiones que ese listado de
características solamente manifiestan una porción bastante superficial de todo
lo que puede conllevar la identidad de una nación en su totalidad.
En México además de la lengua española hablada
evidentemente por la mayor parte de la población, existen 65 lenguas indígenas
que gozan de estar posicionadas con el estatus de lenguas nacionales, sin
embargo es sabido que una gran parte de las instancias gubernamentales e
inclusive ciertos sectores de la sociedad, no consideran a estas lenguas tan
prestigiosas en comparación con las lenguas Indo-europeas, debido en cierto
grado a que las lenguas indígenas son habladas
únicamente por minorías étnicas, lo cual viéndolo desde una perspectiva capitalista
no aporta ningún tipo de beneficio político o económico, mas sí social.
Todo esto ha
llevado a que con el paso del tiempo el indígena mexicano sea considerado por algunos
sectores sociales como un ser inferior, ignorante e inclusive incapaz;
provocando por esta vía la violación de sus derechos y el rezago social de un
sinnúmero de comunidades a lo largo del país. Es indispensable para lograr la
nación equitativa y justa que la mayoría deseamos, el empezar a tolerar y
respetar las diferencias étnico-culturales y enfocarnos en un verdadero plan
social para lograr la unificación del país en la mayor cantidad de aspectos
posibles.
La discriminación
etnolingüística es sin duda un grave problema social contemporáneo que de no
ser controlado llevará a la castellanización total del país, ocasionando diacrónicamente
la muerte de decenas de lenguas, lo cual repercutirá en la transformación a un
México monolingüe, a una homogeneidad innecesaria y a una vasta pérdida del
patrimonio cultural del cual tanto nos vanagloriamos y poco contribuimos.
Profundizando un poco más en aspectos legales, en
específico en la validez de los derechos lingüísticos, es de suma relevancia
que la sociedad comience a valorar el legado cultural que existe en el país,
donde aún falta mucho por hacer con respecto a la libertad de expresión en
cualquier lengua, para así poder evitar la castellanización de una forma tan
extrema que desemboque en la intensificación de la intolerancia etnolingüística en perjuicio de
las diversas comunidades indígenas en México.
Aunque no queramos verlo este tipo de injusticia y
discriminación son más frecuentes de lo que parece, ya sea con factores
relacionados con la lengua hablada o con el perfil étnico de los pobladores
indígenas.
Un claro ejemplo de esto se refleja en la investigación
llevada a cabo por Sierra (1997)
“Como en
toda región interétnica, la discriminación que vive el indígena puede
detectarse en diferentes áreas de la vida cotidiana, como es el caso del
mercado en la ciudad de Huauchinango, Puebla, los sábados cuando las mujeres y
hombres de las comunidades son sujetos a continuas revisiones, multas,
movimientos y malos tratos por los inspectores del tianguis ante la queja de
los vecinos de la ciudad que ven invadidas sus calles”.
Por consiguiente, basándose en el extracto mostrado a priori y experiencias personales, es claro que estos desagradables fenómenos
sociales acontecen en comunidades donde los grupos mestizos e indígenas se ven
obligados a interactuar con frecuencia sin conocimiento alguno de lo que el concepto
de tolerancia conlleva, sin mencionar la poca importancia que se le atribuye
para inculcarlo tanto académica como socialmente.
Si bien es cierto que al momento de hablar de habitantes
indígenas se habla de una minoría étnica que según datos de la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los pueblos indígenas contaba para 2000 con 12,
707,000 millones de habitantes a lo largo de México en comparación con los 112,
336,538 millones que representan la totalidad del país (INEGI, 2010), donde se
ve reflejada a simple vista que la cantidad de hispanoparlantes supera por
mucho la cantidad de aquellos posibles hablantes de lenguas indígenas dentro
del grupo de habitantes indígenas, lo que por consecuente lleva a hacer la
conjetura de que de algún modo u otro
esa minoría debe adaptarse a las necesidades sociales del grupo mayoritario, lo
cual, visto desde una perspectiva sociológica, es totalmente cierto, aunque hay
que notar también que aunque la cantidad puede parecer diminuta en comparación
con el total, una cultura se forma con un número reducido de pobladores; basta
como ejemplo la población total de algunos países donde 12 millones de
habitantes podría representar la totalidad de la nación y no solo el 10%. Por
lo cual considero injusto el exigirles la rápida y total inmersión en nuestra
lengua y cultura, obligándolos a dejar de lado las suyas.
Por obvias razones es común que la discriminación y
desigualdad se vuelvan notorios cuando el indígena intenta incorporarse a la
sociedad mestiza y le resulta difícil el conseguir empleo o ser aceptado debido
a que es monolingüe en su lengua vernácula o tiene un acento marcado al hablar español,
dejándolo así en desventaja ante el resto de los mexicanos hispanoparlantes o
extranjeros (Ninyoles, 1975). Lo que es exactamente lo que se intenta evitar
mediante la concientización de la sociedad que aunque parezca inverosímil aún
no acepta totalmente la equidad étnica ante la ley donde todos por el simple
hecho de ser mexicanos deberían tener la oportunidad de acceder a los
beneficios gubernamentales, sociales y laborales que el país ofrece.
Es un hecho que para formar parte de la sociedad mexicana
capitalista se debe tener cierto grado de conocimiento del español y obviamente
es mucho más factible que sea la minoría quien se tenga que adaptar a la lengua
utilizada, ya que pedir que todo el país pudiera comunicarse en 66 lenguas
distintas sería un propósito totalmente idílico. El factor a cambiar en la
ideología colectiva del país es la xenofobia en contra de los compatriotas
indígenas quienes en muchas ocasiones tienen la meta de convertirse en un ente
productivo en la sociedad, pero ven las puertas cerradas al momento de
intentarlo; error que recae totalmente en las clases media y alta que ven
negativamente el hecho de que un “indio” pueda llegar ocupar cargos importantes
para el desarrollo social poniendo como pretexto la barrera del lenguaje, preparación
académica o inclusive en algunos casos de retroceso total, la familia de la
cual pende. Pero si cambiásemos al indígena por un extranjero caucásico quien
aspira a la integración en nuestra sociedad,
no importaría si puede o no producir
vocablo españoles ya que se da por hecho que es un individuo capaz y preparado.
En el otro extremo se encuentra le enorme presión social
ejercida en torno a los indígenas quienes cada vez se ven más orillados a tener
que formar parte de la sociedad mayoritaria, para así lograr tener una
estabilidad económica y evitar las penurias de las cuales probablemente sus
antepasados fueron víctimas, ideologías inyectadas directamente mediante la
educación recibida por las nuevas generaciones.
Entre los factores externos que han influido en la
comunidad, la escuela es uno de los más importantes medios de transformación de
la sociedad debido a que por medio de ella llegan a la comunidad no sólo la
lengua, sino también las formas de comportamiento y las valoraciones, que por
el hecho de pertenecer a al grupo dominante son adoptadas por la población
indígena, acarreando consigo la desvalorización de la lengua y cultura del
grupo receptor (Coronado, 1984)
Por lo tanto, es de crucial relevancia el saber que la Secretaría de Educación Pública
en alianza con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y el Instituto
Nacional de Antropología e Historia han contribuido para la preservación del
legado lingüístico mediante la creación de programas educativos enfocados en la
enseñanza de lenguas vernáculas en comunidades indígenas, además por supuesto
del español. En los últimos años la enseñanza del español a indígenas ha ganado
fuerza debido a que la política oficial ha puesto énfasis en la educación bilingüe-bicultural.
Esta política ve la alfabetización en lengua vernácula como un paso previo a la castellanización
para que el estudiante logre tener dominio escrito y oral en ambas lenguas.
Además de la creación de libros de texto gratuito en 22 lenguas indígenas por
parte de maestros bilingües y la planeación de educación indígena desde la
perspectiva de la lingüística aplicada (Parodi & Barriga, 1998).
Por ende
si es que se llevan a cabo correctamente
los planes educacionales comenzados hace
ya más de una década, contribuirían de sobremanera a tener un país
multicultural con altos estándares educacionales y consciente de la diversidad
cultural pero sobretodo con orgullo de sus raíces y tolerancia a la
heterogeneidad donde ninguno vale más que otro por su lengua o color de piel.
Para poder dar un panorama más extenso acerca de este
tema, fue importante la búsqueda de información que ejemplifique la realidad
contemporánea de este fenómeno sociolingüístico que parece ser ha tendido a
expandirse y agravarse. Es por eso que se llevó a cabo una investigación de campo,
con el objetivo de encontrar que tan restringido es el uso de las lenguas
indígenas en diversos contextos sociales, en cuales es socialmente obligatorio
el uso exclusivo del español y por último que tanto apoyo por parte de la
Secretaría de Educación Pública existe hacia estas comunidades.
Dicha investigación se llevó a cabo a principios del mes
de abril de 2011 en el municipio de Tlaxico, Oaxaca en al área conocida como la
Mixteca Alta. La selección de este municipio como la muestra de la presente
investigación se decidió mediante la revisión estadísticas del INEGI (2000) donde
se expone la concentración de alrededor de 52,314 hablantes mixtecos de
la variante tu'un savi (INALI,
2005) mejor conocida en castellano como variante de Magdalena Peñasco.
El otro factor relevante que influyó en dicha decisión fue la existencia de la Academia de la Lengua Mixteca donde
esporádicamente los escasos lingüistas, sociolingüistas y etnolingüistas
conocedores de la lengua se reúnen con el fin de discutir distintos aspectos
relacionados con ésta. La academia al igual que otras varias en el país, está
afiliada al Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, la cual en los últimos
años ha hecho un formidable esfuerzo que tiene como fin la mantenencia,
preservación y difusión del extenso patrimonio
lingüístico del país. Durante la
estancia en dicha comunidad se aplicaron encuestas en diversos contextos
sociales para poder así adquirir una perspectiva más amplia de los problemas
lingüísticos contemporáneos en la región. Los puntos clave fueron: calles,
comercios, plazas y la preparatoria local (C.B.T.i.s. No. 2) donde se tuvo la
oportunidad de aplicar encuestas a alrededor de 30 estudiantes para poder
llevar a cabo un análisis cuantitativo de la información recabada.
Para facilitar el proceso de investigación, se entabló
contacto electrónico con la Lic. Yuyu Ortiz Silva, directora del Centro de
Mediación Comunitaria del municipio de Tlaxiaco quien desde el arribo mostró un
gran interés por facilitar la tarea de recaudación de dato, así como de
dirigirnos con las instituciones pertinentes para la investigación. En
entrevista con la licenciada (comunicación personal, 1ero de abril, 2011) se
plantean algunos testimonios interesantes y útiles para el futuro de esta
investigación:
¿Cree
que aún haya problemas de discriminación étnica y lingüística en esta región?
La gente
oriunda de la Ciudad de Tlaxiaco se quedó con la idea de que ellos son del
París chiquito y nos discriminan a los que venimos de las comunidades
indígenas. Lamentablemente aún los violentan en las calles, son: indios,
arrimados. La situación está aún muy difícil; claro ya hay algunos casos buenos
que van subsanando esas diferencias, afortunadamente, ahorita por ejemplo
tenemos una diputada local que es indígena, es bilingüe. Ahí se ve una de las
discriminaciones más grandes, ya que de india no la bajaban, qué, ¿Cómo va a
llegar esa india? Si ella es una india; prácticamente fue una de los tantos
obstáculos a los que se enfrentó ella. Y aquí en el casco de la ciudad, jamás
lo ha llegado a gobernar una persona con ascendencia indígena, todos son los
oriundos, los del centro de la ciudad, no han permitido que algunos de los que
ya somos radicados puedan participar.
¿Ha ayudado la radio a mejorar la imagen que la gente tiene del mixteco?
La radio sí, cumple una función bastante importante
porque comunica en las lenguas maternas que son: tríqui, mixteco y chocholteco.
Hay una población en Noxchixtlan precisamente, de chocholtecos y funciona, sin
embargo esa radio tampoco es escuchada en el centro de la ciudad y eso ha
llevado a que muchos jóvenes y adultos que somos originarios de otros
lugares y vivimos aquí les pregunten ¿tú
hablas mixteco? No, y ¿de dónde eres? Pues de aquí de la ciudad, entonces
reniegan de sus raíces.
Mediante las
declaraciones anteriores es claro que evidentemente los problemas étnicos
siguen siendo una problemática actual en comunidades indígenas como Tlaxiaco,
inclusive en ámbitos políticos y gubernamentales donde se podría creer que ese
tipo de lastres son ya inexistentes.
En busca de las
opiniones del resto de los grupos generacionales de la comunidad y con ayuda de una carta facilitada por la
Universidad nos fue permitido acceder a las aulas del Centro de Bachillerato
Tecnológico Industrial y de Servicios #2, ubicado en la cabecera del municipio
de Tlaxiaco, ahí se aplicaron encuestas a
30 alumnos de diferentes grados con el
fin de recabar información acerca del apoyo que la SEP ha brindado a estos
poblados y acerca del sentir comunitario
con respecto a los derechos lingüísticos.
Las 30 encuestas restantes, lo cual nos da el total de 60, fueron a aplicadas
aleatoriamente a peatones radicados en la
cabecera municipal.
Gráfico 1
¿Durante la primaria recibiste libros de la SEP en
mixteco?
De igual forma es importante concientizar al gobierno y a
la Secretaría de Educación Pública de seguir con el apoyo educacional para que
libros en lenguas indígenas lleguen lo antes posible a las comunidades que los requieren para
contribuir al reforzamiento y mantenimiento de la lengua y por ende en su
aplicación real. Afortunadamente se puede apreciar que los jóvenes en la
actualidad han recibido más apoyo que generaciones anteriores donde la gran
mayoría declara no haber recibido nunca libros en su lengua vernácula por parte
de la SEP, llegando a la conjetura de que quizás tampoco tenían el mismo acceso
a la educación con el que cuentan las nuevas generaciones.
Gráfico 2
¿Durante la primaria y secundaria ¿tuviste clases en
mixteco?
Otro punto interesante que va de la mano con la
distribución de libros de texto gratuitos en lengua vernácula, es la
impartición de clases en las cuales los niños y jóvenes puedan aprender de todo
lo que realmente engloba la cultura mixteca; esta sería una buena manera de
mantener la lengua e inclusive estandarizarla aún más de lo que ya han hecho
tanto la Academia de la Lengua Mixteca y otras instancias extranjeras como el
Instituto Lingüístico de Verano (Summer Institute of Linguistics).
En el gráfico 5 podemos apreciar que aunque los adultos en casi ningún caso
recibieron clases metalingüísticas, en la actualidad más de la mitad de los
jóvenes reportan de igual forma jamás haber sido impartidos con clases de
lengua mixteca, lo cual a mi parecer
resulta en una lástima ya que si se
cuenta en el presente con libros de texto en estas lenguas, lo más lógico y
consecuente es encontrar, capacitar y emplear profesores bilingües quienes hagan
buen uso y difusión de la literatura mixteca ya existente.
Gráfico 3
¿Hay lugares dónde se prohíbe hablar mixteco?
Otra de las cuestiones pertinentes durante la
investigación fue acerca de que tanto existe la libertad de expresión en este
tipo de comunidades indígenas donde se sabe que en el pasado hubo bastante
presión socio-gubernamental para imponer
el castellano como lengua única. Por fortuna como se puede apreciar, la mayor
parte la muestra estudiada declara que no
existe ningún lugar en donde se prohíba el uso de lengua vernácula. Esto hacer
pensar que quizás el español y el mixteco gozan de una equidad social, lo cual
podría ser clasificado como situación de diglossia
en vez de un caso de lengua tabú (mixteco) y una lengua impuesta (español) como
solía apreciarse en épocas pasadas y como se mencionó hipotéticamente al inicio
de esta investigación.
Es grato después de la realización de este trabajo, saber
que con el paso del tiempo, contrario a lo que muchos podríamos haber pensado,
el orgullo lingüístico de estas comunidades parece estar renaciendo en las nuevas generaciones quienes ya no ven sus
orígenes con vergüenza en contraste con algunos adultos de edad avanzada
quienes durante la investigación se opusieron renuentemente a ser
entrevistados. Hoy en día estos jóvenes ven con orgullo lo que significa
pertenecer verdaderamente a la cultura en donde le tocó nacer y todo lo que
esto implica.
Sin embargo aún queda mucho que hacer tanto social como
gubernamentalmente para continuar fomentando este tipo de manifestaciones de
orgullo cultural, tales como evitar las críticas étnicas y lingüísticas en
prejuicio de estos pueblos mexicanos; para lo cual estoy en total acuerdo con
lo dicho por Saussure: “los hechos lingüísticos apenas provocan la crítica, en
el sentido de que cada pueblo está generalmente satisfecho de la lengua
que ha recibido” (1986). Ese generalmente subrayado es el factor que yo espero
podamos llegar a cambiar para que en algún futuro no muy lejano y no muy
idílico puede ser remplazado por un “siempre”.
En conclusión, es importante mencionar el buen sentir que
da saber que los lastres sociales que
alguna vez hubo en el pasado y suponía aún perduraban hasta nuestros tiempos, se han
ido desvaneciendo poco a poco, dándonos así la oportunidad perfecta para
actuar y luchar por un México unido.
Sólo falta el apoyo de la sociedad mediante la aceptación social de los
indígenas y el fomento por parte de la Secretaría de Educación Pública y los gobiernos de estados con altos índices
de hablantes indígenas, para que éstos puedan verdaderamente trabajar en conjunto y crear sistemas de educación trilingües en las
escuelas, donde provean libros de texto gratuito y se cuente con el
personal docente suficiente para impartir clases de español, inglés y la lengua
vernácula de la comunidad. De esta forma será más tangible la preservación del
patrimonio lingüístico del país, la competencia internacional y un avance más
en el largo camino que aún queda por recorrer hacia la equidad étnica en
México.
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