Méndez, L. (2011). Tipos de bilingüismo, Departamento de Lenguas, Universidad de las Américas Puebla, Cholula, México.
Debido
a la cercanía entre México y los Estados
Unidos, no es impactante ni inverosímil notar como el inglés norteamericano ha
afectado a la variante del español mexicano léxica e inclusive sintácticamente.
En cambio, un punto de interés con respecto al mexicano en comparación con
otros latinoamericanos, es el conocimiento muchas veces inconsciente de
vocabulario y/o de actos discursivos en inglés sin haber tenido siquiera
instrucción formal de la lengua, lo cual ocurre gracias al sinfín de productos
y medios de comunicación que emplean el inglés como vía de transmisión. Sin
embargo, es factible que al preguntarle a
algún mexicano de clase media o media-alta acerca de sus habilidades
lingüísticas en inglés, éste responda con bastante seguridad que lo habla bien o que
“se defiende”, aún cuando en la mayoría de los casos su interlengua se
encuentre en un punto básico y no se podría hablar siquiera de bilingüismo,
pero ¿qué es exactamente el bilingüismo y qué factores determinan si un
individuo es bilingüe? Esta cuestión es bastante compleja ya que existen varias
definiciones que se contraponen substancialmente entre sí a causa de las
convicciones de los autores y el contexto en el cual se manifiesta el uso de
L2; apoyando así lo establecido por Jakobson (1963) al señalar esta cuestión como
“el problema fundamental de la lingüística”.
De
acuerdo con la definición de Myers-Scotton (2006) el bilingüismo es la habilidad de usar dos o más códigos
lingüísticos con la suficiencia necesaria para llevar a cabo una conversación
casual aunque ésta sea limitada. Esto conlleva que por el hecho de conocer
cierto léxico o comprender parcialmente textos
en una lengua extranjera no significa precisamente que se sea una persona
bilingüe a menos que el individuo haciendo uso de su esquema de conocimiento
previo logre llevar a cabo una conversación por más básica que sea. Por otro lado, Bloomfield (1935) puntualiza
el término de bilingüismo de una manera más rigurosa al delimitarlo como la
habilidad de hablar dos lenguas perfectamente con un control lingüístico
similar o idéntico al del nativo. Es posible que estas dos definiciones además de
tener una brecha temporal significativa con respecto a sus fechas de
publicación, hayan sido acuñadas para reflejar distintos puntos o problemáticas
en el estudio del bilingüismo, por lo cual un punto de suma relevancia
independiente de las dos definiciones anteriormente mencionadas, es el de tener
en cuenta que para clasificar lo más acertadamente posible un tipo de
bilingüismo hay que tomar en cuenta la función, alternancia, interferencia y
grado de ese segundo código per se
(Romaine, 1995).
Tomando
en cuenta la interfaz de las dos
definiciones anteriores; es irrebatible el hecho de que bilingüismo se
manifiesta después de haber desarrollado ciertas habilidades cognitivas, para
lo cual las propuestas más
transcendentes y aceptadas que establecen los procesos cognitivos
llevados a cabo con la finalidad de desarrollar un segundo sistema lingüístico y eventualmente la adquisición de éste, son los
siguientes:
·
Competencia de transición (Corder, 1967): Es la idea de que el
desarrollo cognitivo del estudiante de L2 es un proceso dinámico, el cual se ve
modificado conforme éste va añadiendo/adquiriendo nuevos conocimientos.
·
Sistemas aproximativos (Nemser, 1971): Se enfoca en las
características de incompetencia del estudiante del cual se observa su progreso
en un continuo de cero conocimiento de
L2 a un nivel que se asemeja a la competencia
lingüística del un hablante nativo de la lengua meta.
·
Interlengua (Selinker, 1972): Intenta demostrar que
el sistema desarrollado por el estudiante no está completamente basado en su L1
ni tampoco en la lengua meta. La interlengua de una persona tiene una gramática
única que no pertenece ni a la lengua de origen ni a la meta, sino que contiene
reglas provenientes de un contexto de aprendizaje de L2.
Siguiendo
esta línea teórica para definir el bilingüismo y sus distintas propuestas de
desarrollo, nos encontramos también con un alto número de factores contextuales
que toman parte para desarrollar la L2 y
que claramente dará como resultado grados de destreza diferentes dependiendo de
que tan balanceado ha sido el desarrollo del lenguaje receptivo: comprensión e
interpretación del mensaje; y expresivo:
uso de la sintaxis, léxico, fonología y adquisición de reglas pragmáticas como
entender metáforas y saber cómo y cuándo tomar turno para dialogar (NYU Child
Study Center, 2005). Entonces, de acuerdo con el grado de competencia que el
individuo adquiera en esos dos súper segmentos del lenguaje y dependiendo de
las condiciones temporales en el que el proceso de adquisición toma lugar, nos encontramos
con dos clasificaciones de bilingüismo descritas por Paradis (1987) el primer tipo
conocido como coordinado, sucede cuando el individuo desarrolla dos sistemas
lingüísticos paralelamente. Es decir, dispone de dos significantes y dos
significados para una sola palabra tal como si fuese un individuo monolingüe en
cada lengua sin ningún tipo de interferencia o dependencia para comunicarse.
Normalmente este tipo de bilingüismo existe en niños con padres que hablan
lenguas diferentes a la lengua oficial o
utilizada por la comunidad de habla inmediata y por lo tanto estos niños desde
su desarrollo psicolingüístico más precoz se han visto expuestos constantemente
a dos o inclusive tres lenguas. En contraste, el bilingüismo compuesto sucede
cuando el niño tiene un solo significado para dos significante y no es capaz de
detectar las diferencias conceptuales marcadas en los dos idiomas sino que
necesita de los idiomas para pensar y comunicarse, caso general de las personas
quienes comenzaron a adquirir/aprender L2 formalmente en educación primaria,
posteriormente de haber solidificado su lengua materna que también suele ser la
lengua de la comunidad de habla en la que se encuentran.
Es verdad que los casos de individuos considerados como
bilingües coordinados quienes han aprendido dos códigos simultáneamente (2L1)
es cuantitativamente menor al de las personas
quienes han adquirido dos lenguas en diferentes periodos de sus vidas.
Sin embargo, el hecho de adquirir un
idioma nuevo después de tener fuertemente fundamentada L1 cambia bastante el
proceso de adquisición haciendo menos probable la interferencia de L2 con L1.
En contraste, un individuo creciendo en una familia bilingüe adquiriendo 2L1 además
de L2 independientemente del estado de su periodo crítico, podría alterar en
cierto grado, dirección o etapa de desarrollo su modulo computacional y su
interfaz con la morfología, la semántica
y la pragmática haciendo además
que puedan producir más frecuentemente y por más tiempo
ciertas estructuras posibles en ambas lenguas (Ortiz,
2010). Algunos teóricos y psicolingüistas
han sugerido que este tipo de fenómenos se debe a que al adquirir la(s) L1 es el hemisferio
izquierdo del cerebro que está en uso y donde también se almacena la
información adquirida. En cambio el hemisferio derecho es el dominante cuando
se trata de adquirir una segunda lengua (Vildomec, 1963) aún más cuando el individuo ha rebasado
el lapso temporal conocido como periodo
crítico.
Además de la clasificación más aceptada y conocida de
bilingües coordinados y compuestos, con el paso del tiempo muchos
psicolingüistas han acuñado nuevas clasificaciones de tipos de bilingüismo enfocadas
al grado de destreza de las cuatro habilidades lingüísticas normativas[2]
que han contribuido tremendamente al engrandecimiento del acervo literario con
respecto a la adquisición de un segundo idioma. El bilingüismo aditivo[3]
ocurre cuando L1 es valorado, utilizado y tomado en cuenta como parte de la
identidad propia del estudiante mientras aprende[4]
una segunda lengua. Dicho de otra manera, el segundo idioma expandirá el
conocimiento lingüístico y cultural de
ambos código en lugar de remplazar a L1 y C1, lo cual es vital para lograr un
buen desarrollo funcional y cognitivo del idioma. Por el contrario el
bilingüismo substractivo o desigual sucede cuando el individuo tiene la
percepción de que L2 es más relevante y prestigioso que L1 y paulatinamente
ésta acaba siendo remplazado por el nuevo código adquirido (Rini, 2010). Este
tipo de bilingüismo es bastante común cuando la L2 del individuo representa
reconocimiento social u orgullo lingüístico para otras comunidades de habla.
Tal es el caso de inmigrantes mexicanos de primera generación que radican en
los Estados Unidos, quienes con mucha frecuencia seducidos por el poder
político, económico y social de los Estados Unidos, comienzan a percatarse de
la omnipotente reputación de la lengua inglesa por encima de la del español,
por lo cual eventualmente debido a estos paradigmas preestablecidos en su
procesos cognitivos van perdiendo la fluidez y la naturalidad para usar el
español. Haciendo al inglés jugar el papel de su L1 por imposición y convirtiéndose
en lo que conocemos despectivamente como
pocho[5].
Inclusive cuando se habla de un bilingüe coordinado quien se
ha ido desarrollando con la exposición a dos o más códigos lingüísticos
distintos simultáneamente, es difícil poder establecer que habrá la misma
competencia y conocimiento en ambos idiomas ya que por distintos factores
emotivos, sociales, ideológicos o referentes a la calidad y cantidad del input,
en casi todos los casos se tendrá una lengua en la cual el individuo se sienta
más competente y cómodo en todo contexto o situación. Tomando esta premisa como punto de partida se
han establecido dos tipos de bilingüismo descritos como completo[6] en el cual el individuo es capaz de utilizar
ambos códigos con fines interacciónales y siente una competencia igualitaria y
automática en cualquier contexto, tal como si habláramos de dos individuos
nativo-parlantes en una sola persona
(Peal & Lambert, 1962). Cabe mencionar que debido a la frecuencia con la
que existe interferencia en la mayoría de los bilingües, es poco común
encontrar y clasificar en su totalidad a una persona como un bilingüe completo
puesto que tomando en cuenta el concepto de competencia comunicativa para
acreditar a una persona como competente hablando una lengua determinada, se
tendría que tomar en cuanta también dos áreas bastante complejas y
cognitivamente difíciles de desarrollar exactamente igual a un nativo, tales
como la pragmática y la fonología. Ahora bien, el común denominador de los
bilingües alrededor del mundo se basa en lo definido por Weinreich (1968) al
hablar de bilingüismo subordinado[7]
el cual consiste en tener una L1 completamente fundamentada debido a la
temprana exposición de ésta desde etapas tempranas de la vida y a grandes
diferencias cuantitativas en lo que concierne al input. Dicho de otra manera,
aunque un individuo conozca a profundidad y utilice con bastante destreza dos
lenguas, la L2 se encuentra aún desarrollándose substancialmente más en
comparación con L1, en la cual el único desarrollo de la interlengua que
continua habiendo es principalmente léxico. Una forma que personalmente
considero efectiva para determinar si se es un bilingüe completo o incompleto,
es mediante enfocarse en nuestro discurso privado[8]
y dependiendo de la lengua en la que se lleva a cabo se podrá determinar cual
es la lengua con la que se siente más identificación, de usar ambas
alternamente se podría hablar entonces de un bilingüismo completo.
Finalmente, una dicotomía
más con respecto a los distintos
tipos de bilingüismo encontrados en la literatura es la de bilingüismo activo y
pasivo. Usando a los países europeos como ejemplo, encontramos que es bastante
común que las personas que habitan cerca de la frontera con otra nación tengan cierto conocimiento e
inter-inteligibilidad con la otra
lengua. Entonces es muy factible que hipotéticamente un español habitando en la ciudad de Badajoz, España
pueda entender bastante bien el portugués mas no sentirse lo suficientemente
seguro o motivado a hablarlo, es ahí cuando se le daría la etiqueta de bilingüe
pasivo. Ahora, suponiendo que este español por azares del destino se vio en la
necesidad de migrar a Brasil debido a mejores oportunidades y ha estado
radicando ahí por los últimos 8 años usando el portugués en ámbitos sociales y
laborales, teniendo una buena idea de las bases del idioma y una competencia
gramatical como comunicativa bastante eficaz sin olvidar ni permitir la
interferencia exagerada entre español y portugués, estaríamos hablando entonces
de un bilingüe activo.
Hoy más que nunca nos damos cuenta de cómo tantas personas
alrededor del mundo se han visto obligadas o en el mejor de los escenarios,
motivadas a aprender inglés con el fin de conseguir inteligibilidad con
individuos en otras partes del planeta, tanto así que alrededor de un tercio de
la población mundial hoy en día es bilingüe en cierto grado en inglés y otra
lengua, esto sin contar los
aproximadamente 380 millones de hablantes nativos, lo cual ha dado como
resultado que la concepción arcaica que
consideraba al bilingüismo como una posible cause de marginación, problemas
intelectuales, emocionales, psicológicos y lingüísticos como el tartamudeo por ejemplo (Da Silva
& Dorcasberro, 2010) haya desparecido y ahora exista un creencia
global que ve al bilingüismo como la
mejor manera de difundir la cultura la paz y el espíritu de la alteridad
(Hagège, 1996).
Como hemos podido ver, con el paso del tiempo cada vez más psicolingüistas,
teóricos e investigadores han aportado nuevas dicotomías y definiciones que nos
ayudan a comprender el alcance del bilingüismo así como sus bases
sociocognitivas y psicológicas que varían de persona a persona, y a pesar de
que es factible que en el futuro se acuñen nuevos términos y definiciones de lo
que conlleva la habilidad de utilizar dos códigos lingüísticos, se puede concluir
que todos aquellos individuos que son considerados como bilingües caen en
distintos niveles del gigantesco espectro psicolingüístico de la adquisición y
uso de un segundo idioma, el cual varia dependiendo del contexto en el que nos
encontramos e inclusive a causa de factores emocionales y psicológicos
altamente variables e influenciables por nuestras experiencias diarias ya que
acontecimientos tan aparentemente mínimos como beber una taza de café o una
copa de vino podrían traer consecuencias en nuestras elocuciones tanto de L1
como de L2.
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sobre la adquisición de una
segunda
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Vildomec, V. (1963). Multilingualism. Estados
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Weinreich, U. (1968). Language in contact. (2
ed.). La Haya: Mouton.
[2] Leer, escuchar, hablar y escribir.
[3] Definido por otros autores como igualitario.
[4] Conjunto de procesos conscientes e inconscientes mediante
los cuales el aprendiente alcanza un determinado nivel de competencia en una
lengua segunda. Lo consigue ejercitando las distintas destrezas
de aprendizaje en la realización de actividades de
diverso tipo. En estos procesos influyen factores de aprendizaje externos e internos. Son factores internos la motivación del aprendiente, sus necesidades y su estilo de aprendizaje. Son factores externos el contexto
en el que el aprendizaje se produce, así como la enseñanza que intenta
promoverlo. (Diccionario de términos clave de ELE, Centro Virtual Cervantes)
[6] También conocido como genuino o equilibrado.
[7] También conocido como
bilingüismo incompleto.
[8] Hablar interna o externamente con uno mismo con fines
de auto-instrucción o auto-regulación del comportamiento.
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